Saturday, August 8, 2015

METAFÍSICA no es tabú

“Metafísica” es casi palabra tabú luego de muchas de las críticas anti logo céntricas, desconstruccionistas y post estructuralistas y otras vertientes de pensamiento crítico  que se pueden definir como adalides “de la posmodernidad” pero creo que hay errores de apreciación muy serios incurridos de manera autoritaria en nombre de la igualdad. A pesar de sus aciertos, creo que el excesivo énfasis posmoderno anti jerárquico y pro heterárquico aún se constituye en una especie de “absolutismo heterárquico” (aunque esto parece una contradicción y es más un oxímoron).

“Metafísica” no significa necesariamente “más allá” o “fuera de” la física. Primero, el uso de la prefijo “meta” solo se refiere a la posición de los libros escritos por Aristóteles acerca de la “ciencia primera”, libros que fueron física y espacialmente colocados por Andrónico de Rodas al lado, al costado o simplemente después de los libros de física (fisis, fusis) de Aristóteles. Estos “libros” trataban sobre los principios que se refieren a la realidad la cual (superando en parte al pensamiento aristotélico) puede ser física o no. Por supuesto que el uso de la razón o la ratio en Aristóteles era muy diferenciante y clasificador (el logoísmo criticado por varios posmodernos). Para distinguirse de la etapa más mítica de sus predecesores intelectuales Aristóteles generó la lógica del medio excluido lo cual estaba muy bien y fue un avance adecuado para su época; avance que no sirvió para fundamentar el desarrollo de la ciencia y el pensamiento moderno.

La crítica posmoderna al pensamiento de este tipo de “razón” desde Heidegger hasta la actualidad es a veces excesiva; también reduccionista, absolutista e imperativa. Lo que propongo es que el Principio de Identidad y pensamiento logoico no tiene por qué limitarse a la lógica bivalente, del tercero excluido y que, aunque la crítica posmoderna ES VÁLIDA contra los excesos del uso de esa lógica, generalmente no reconoce que puede solo tratarse de una etapa que puede ser subsumida (no eliminada) y trascendida para así retener lo mejor de la modernidad y la “razón clásica” para un rango de situaciones mientras que simultáneamente se aprende a utilizar (científica, culturalmente y en todo aspecto vital) una lógica de la complementariedad que puede incluir al tercero incluido.

Esa lógica (que también requiere un cambio de conciencia, de actitud y de sentir) sería más conectiva y – puesta en práctica - nos vincula con más aspectos de la “realidad” (inclusive aspectos “sutiles” no físicos y hoy considerados “mágicos” en un sentido ontológico). Esa lógica (aun sin el concepto abstracto de “lógica” era practicada de forma vivencial (quizás con muy poca diferenciación, abstracción y análisis) por muchos pueblos hoy llamados “pre-modernos” y mientras que su superioridad consistía en poder relacionarse vitalmente con todo (algo que debemos rescatar para co-crear una sociedad más sana hoy en día, su inferioridad consistía en la pobre capacidad de diferenciación. 

La “metafísica” como un logo centrismo bivalente basado en el Principio de Identidad debe llegar a la etapa post posmoderna también basada en el mismo Principio de Identidad que asimismo permite un logo centrismo de tres valores. Pienso que si se abandonase al logo centrismo, las explicaciones filosóficas solo quedarán en la crítica de los excesos anteriores, servirán para polarizar y no ofrecerán alternativas significativas y urgentemente necesarias a la sociedad planetaria en ciernes.  

Así como para Basarab Nicolescu -principal propulsor de la transdisciplinariedad- dos opuestos de carácter físico (digamos onda y partícula que también se relacionan en estado actual y complementario, uno respecto al otro) se pueden integrar en un nivel ontológico superior (el nivel cuántico) que representa al Tercero Incluido, el “pensamiento andino” con su concepción de “Yanantin” aplicado al de los “tres pachas” (“pacha” como conjunto de relaciones, mundo y tiempos) trata de forma quizás menos abstracta al mismo tipo de “complementariedad” primordial permitido por un entendimiento ampliado del Principio de Identidad.

La ciencia moderna con sus métodos estructuralistas nos ha brindado la posibilidad de hallar patrones de desarrollo en los ámbitos, biológicos, culturales, sociales y psicológicos. Por ello, a pesar de los excesos destructivos de pensar dicotómicamente clasificando para separar y distinguir las “partes” para el análisis, (algo muy distinto del aporte de los andinos pre modernos o ‘tradicionales’), la etapa del tipo de pensamiento racional moderno y eurocéntrico también aporta un progresivo descubrimiento de más formas de revelar lo posible. Las “etapas de desarrollo” no hubiesen sido descubiertas sin los métodos estructuralistas modernos pero tampoco pueden ser descartados.

Se estarían dando etapas de desarrollo cada vez más integrativas o permitiendo elementos para abarcar de forma consciente más aspectos de las posibilidades de realidad (o simplemente ‘de la realidad”). En etapas anteriores a una actitud “integral” o “integrativa” todos los desarrollos del pensamiento tiene aspectos exclusivistas, incluyendo a la etapa “posmoderna”. Antes de la toma en consciencia del pensamiento “racional clásico” (con los griegos, los hindúes y otros como líderes en esto) habría predominado sí en muchos casos (o en todos no lo sé) un pensamiento como el andino que usaba lo que hoy llamamos  “complementariedad” pero dentro de marco muy pronunciado de INDIFERENCIACIÓN. Luego, (por ejemplo desde Aristóteles o desde la filosofía Carvaka en la India) habría ido creciendo en mayores segmentos de la población un pensamiento apto para la DIFERENCIACIÓN clara y precisa entre aspectos tratados abstractamente como “cosas” y el mismo se asociaba a la lógica bivalente, sistematizada por Aristóteles con el medio excluido. Esta etapa se habría aplicado primero al pensamiento teológico (que asimismo suprimió por siglos el desarrollo científico ya que trataba de subsumir todo aspecto de la vida) donde se enfatizaba el aspecto de un Dios trascendente al mundo y la condena a las “cosas materiales”. Luego al surgir la “ciencia moderna”, estos dos factores primordiales de la influencia “eurocéntrica” (de un proceso histórico europeo que los adoptó primero) se extendieron al mundo actual disminuyendo la importancia de formas de pensar y ser anteriores.

En cada etapa de pensamiento pre integral se trata de suprimir a la etapa anterior. La diferenciación suprimió a las “supersticiones” de los pueblos de una etapa anterior de mayor indiferenciación en el pensamiento. La crítica actual a la diferenciación en parte (pero menos intensamente porque caería en una contradicción) también trata de suprimir a la diferenciación. 

Actualmente vivimos una fuerte crítica a la diferenciación sobre todo en el campo académico mundial que (aunque es parcialmente válida) a la vez puede ser excesiva y totalizante para así seguir diferenciándose de las etapas anteriores y auto afirmándose en su apego irracional a su propia etapa que puede comprender. La siguiente etapa post posmoderna sería una de aprender, preservar e integrar sin exclusión reduccionista irracional (y bajo un marco subyacente integrativo que permita un crecimiento continuo del saber en todos los campos), todos los aportes del saber, sentir, actuar de etapas diversas, todos los conocimientos, métodos y sabidurías del mundo. Esta “etapa” en realidad sería una nueva “macro etapa” o “meta etapa” (etapa que abarca múltiples etapas), un “giro” sin precedentes en la historia de la humanidad pues dejaríamos de escoger una verdad importante creyendo que necesariamente tenemos que excluir otra u otras. Esto estaría acompañado de una más amplia consciencia tomada como un espacio que puede abarcar más sin limitarse obsesivamente a un aspecto particular que ofrece sentido a la identidad personal. Podríamos “ver-sentir-saber” que el conjunto de verdades se unifica bajo patrones comunes que surgen de lo indiferenciado.

La indiferenciación es buena pero tiene sus limitaciones. La diferenciación es buena pero tiene sus limitaciones. La crítica a la diferenciación es buena pero – en su afán igualitario, anti jerárquico y heterárquico -  tiene sus limitaciones tales como las de a veces tratar de regresionar adoptar románticamente y en exceso las formas sociales de la indiferenciación. El camino que se abre de ahora en adelante (si no regresionamos auto destructivamente con un exceso de caos) es uno de inclusión pero una inclusión integrativa bajo una razón más amplia que (como Ken Wilber indicaría dentro de sus mejores aciertos) pueda abarcar las perennes categorías de lo físico, lo mental y espiritual pero tanto en un sentido individual como colectivo o múltiple.

Y la “metafísica” (como estudio de los principios de la realidad o lo que consideramos “real”) debe crecer más allá del apego a las dicotomías mutuamente excluyentes a las ideologías metafísicas aparentemente irreconciliables; 

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